8/11/2024 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Muchos de los lectores de esta Eñe me abordan para preguntar cómo pueden mejorar su expresión hablada y escrita. El sencillo hecho, y no del todo común, de tener la intención de hacerlo ya representa un primer paso.
Cuando nos damos cuenta del valor y del poder de nuestras palabras es inevitable que surja la preocupación por cómo hablamos y escribimos.
Escribió Andrea Marcolongo en su precioso ensayo titulado Etimologías para sobrevivir al caos que «la decisión de articular nuestra manera de decir las cosas porque somos conscientes de su valor — y de su poder — transforma a todos los seres humanos primero en jardineros de sus pensamientos y luego de sus acciones».
No hay una respuesta sencilla. No hay una receta mágica. Mejorar nuestro manejo de la lengua necesita esfuerzo, empeño y tiempo.
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