30/5/2024 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Los préstamos de otras lenguas suelen tener mala prensa.
A los que aspiramos a ser buenos hablantes se nos recomienda que los evitemos en lo posible cuando tengan un equivalente en español; es decir, que les huyamos como el diablo a la cruz a los préstamos superfluos cuando ya hay una palabra en nuestra lengua que expresa lo mismo.
Sin embargo, la memoria de la lengua española nos habla de cómo los préstamos, las palabras que adoptamos procedentes de otras lenguas, han servido para enriquecer su vocabulario disponible en muchos momentos de la historia.
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