1/12/2023 | Ariel Camejo (On Cuba News)
Hace unas semanas reflexionamos sobre las conexiones entre la Geometría y los usos de la lengua en la cotidianidad cubana. Tirando de ese hilo, llegamos al ámbito de las ciencias exactas, un infinito “universo” del que nuestros hábitos “lengüísticos” se nutren para dar un color especial a la comunicación diaria.
La Astronomía y las Ciencias Ambientales, la Química y la Física, la Matemática y las Ciencias Técnicas nos han dejado referencias que hemos adaptado a las más disímiles circunstancias.
El origen del universo, por ejemplo, fue uno de los primeros territorios que despertó la curiosidad científica en el ser humano. Ese “universo”, como categoría, nos sirve para nombrar también en la vida diaria espacios abstractos o poco definidos: “los problemas de la economía son todo un universo”, “la mente de Fulano es un universo”, y así sucesivamente.
Otro tanto sucede con la noción de “órbita”, que describe el movimiento alrededor de un centro de atracción. “Ponerse en órbita” es, entre nosotros, indicación para prepararse, para moverse, para desplazarse o para insertarse de forma activa en una empresa o tarea. “Desorbitarse” o “ponerse fuera de órbita” son lo contrario: moverse fuera de un plan esperado, de una ruta o comportamiento estables: “Mengano se desorbita cuando ve a Fulana”, “lo vio pasar y se puso fuera de órbita”, “se le desorbitaron los ojos con el chocolate”.
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