planta de carbón, mejor que planta a carbón

En el idioma español, como apunta el Diccionario panhispánico de dudas, la preposición que se emplea normalmente para indicar el modo o medio por el que funciona cualquier objeto o aparato es la de, no la a, por lo que conviene utilizar la expresión planta de carbón en lugar de planta a carbón.

Con ocasión de la construcción en la región sur de la República Dominicana de la central termoeléctrica Punta Catalina, que generará energía con la quema de carbón mineral pulverizado, los titulares y reseñas de la mayoría de los medios dominicanos reflejan el empleo generalizado de la expresión planta a carbón: «Siete empresas extranjeras manifiestan su interés por acciones en planta a carbon», «Pero resulta que el Gobierno está construyendo unas plantas a carbón mineral con capacidad de 720 megavatios a un costo de US$ 2,000…», «La SCJ declara inadmisible recurso contra adjudicación plantas a carbón Punta Catalina», «Venderán acciones de plantas a carbón por US$ 1,000 millones» o «Danilo Medina afirma plantas a carbón están más que justificadas».

Las preposiciones forman parte con frecuencia de locuciones adjetivas, que son ‘grupos de palabras que se asimilan a los adjetivos en su funcionamiento sintáctico, ya que califican o determinan al sustantivo en el discurso’.

Las preposiciones a y de, junto con la en, son las más usadas en locuciones adjetivas, cada cual dentro de su respectivo marco semántico: la a se emplea generalmente para indicar la manera de llevar a cabo o de preparar ciertos procesos («pescado a la plancha») o el instrumento usado en la acción de la que se habla («escritura a mano»); la de, en cambio, tiene un ámbito mucho más amplio y se ha adaptado, como señala la Nueva gramática de la lengua española, a las más diversas funciones, entre ellas la de designar el contenido de algo («botella de agua»), la materia de la que algo está hecho («casa de piedra»), el destino o el uso que se le da a algo («máquina de escribir»), la característica o propiedad de una persona o una cosa («hombre de valor»), la procedencia de alguien o algo o el lugar donde vive o se encuentra («el Negrito de Villa»), el precio o valor de algo («un pleito de millones de dólares»), la época o lugar en que empezó algo («amigo de infancia») y el modo de funcionamiento de una cosa («molino de viento», «olla de presión», «estufa de gas»… «planta de carbón»).

Las construcciones como olla a presión, estufa a gas y planta a carbón constituyen un calco del idioma francés que conviene evitar en español. Aunque en francés lo normal es decir que un aparato funciona à charbon o à gaz, en español las maquinarias y las plantas funcionan con carbón o, más sencillamente, son de carbón.

Por ello, en los ejemplos citados habría sido más preciso decir «plantas de carbón» en todos los casos en lugar de «plantas a carbón».

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